Pienso en ti, en tus ojos, en tu tarde...Y me quisiera henchir como una vela y me refugio en mi interior...
domingo, septiembre 6
Recuerdo preciso.
Urgido por la fatalidad de hacer algo, de poblar de algún modo el tiempo, quise recordar, en mi sombra, todo lo que sabía. Noches enteras malgasté en recordar el orden y el número de unas sierpes de piedra o la forma de un árbol medicinal. Así fui revelando los años, así fui entrando en posesión de lo que ya era mío. Una noche sentí que me acercaba a un recuerdo preciso; antes de ver el mar, el viajero siente una agitación en la sangre. Horas después empecé a avistar el recuerdo: era una de las tradiciones del dios. Éste, previendo que en el fin de los tiempos ocurrirían muchas desventuras y ruinas, escribió el primer día de la Creación una sentencia mágica, apta para conjurar esos males. La escribió de manera que llegara a las más apartadas generaciones y que no la tocara el azar. Nadie sabe en qué punto la escribió, ni con qué caracteres; pero nos consta que perdura, secreta, y que la leerá un elegido. Consideré que estábamos, como siempre, en el fin de los tiempos y que mi destino de último sacerdote del dios me daría acceso al privilegio de intuir esa escritura. El hecho de que me rodeara una cárcel no me vedaba esa esperanza; acaso yo había visto miles de veces la inscripción de Qaholom y sólo me faltaba entenderla.
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Es un excelente texto, me gusta mucho como de forma escalonada nos vas presentando la trama de tu pasaje, y me gusta la forma en que lo llevas a un contexto que es tuyo y solamente tuyo, pero lo compartes con nosotros en el contexto que ya tenemos impuesto por la sociedad, el esperar el fin de los tiempos que, esta escrito; el mantener la esperanza por mas apagada que esta parezca. Me gusto mucho, es una muy buena narrativa. ;):);)
ResponderEliminaratte: Laura (fasmo)