02:59 a.m.
Entre una oscuridad vislumbrante, debajo de una lluvia que al caer y golpear los cuerpos lastimaba como piedras arrojadas, sobre un pavimento gris que recibía los embates de gotas que parecían camicaces cayendo. Estaba mi cuerpo, tirado inertemente con una mirada perdida en el espacio, sin pulso ni tono. Me encontraba frío y mi rostro pálido reflejaba una preocupación, denotaba una tristeza tan grande desde mi interior, una tristeza de no poder llegar a donde debería de hacerlo esa noche. Mientras pasaban los minutos, mi primer sentimiento fue de mero terror, llegó a mí un pensamiento, - no era el acto natural y general de morir lo terrible, sino la particularidad de hacerlo -. Mirándome ahí, en medio de la carretera sin la cálida huella de mis manos, de mi rostro, de mi corazón, comencé a afrontar con un verdadero temor (o quizá con verdadero coraje) la manera de cómo termine ahí, imaginaba la forma de mi terrible desgracia. Después de un instante, comencé a considerar que la realidad no suele coincidir con las ilusiones que nosotros deseamos estén e impedir que estas sucedan. Miserable en el holocausto de la madruga, comenzaba a ver las bombillas de luces rojas, azules y amarillas.
04: 45 a.m.
Escucho las voces de gente ajena hacia mí, sus miradas recorren mi cuerpo y me rodean, como si fuera la extraña criatura de un cuento de terror, los comentarios no se hacen esperar, de pronto llega un grupo de hombres, bajo la lluvia que cae, comienzan a tomar notas, me revisan, me mueven, me tocan. Yo solo puedo observar como hacen y siguen sus métodos. Pasado un tiempo me recogen, me llevan al lugar donde será ultrajado lo más valioso que Dios mi creador me dio y que hoy me lo ha quitado, mi cuerpo, voy directo a la morgue, donde seré examinado para a determinar que me sucedió, eso es algo lógico.
Una angustia me invade al ver como esas manos repugnantes cortan y rebanan, esto es como una carnicería de la cual no hubiese querido participar, ni ser la res que descuartizan. Las horas pasan, después de tanta mutilación, ponen a descansar mi cuerpo en una lapida fría y sola, junto a demás cuerpos que han sufrido la misma desgracia que el mío.
09: 14 a.m.
Sigo sin poder despertar, mis intentos por respirar son vanos, sólo observo y callo, ya no siento angustia ni pena por mí, ya no siento el deseo de abrir los ojos, de sonar como antes, de vivir.
Lo que me ha sucedido es la sucedido es la acción más clara de que no tenemos poder sobre nosotros mismos, que no depende de uno mismo el estar vivo y vivir de la manera que nosotros creamos, es la manera en como nosotros decidimos. Los consuelos no tienen lugar aquí, los arrepentimientos no sé si me ayudarán. Siempre creí que las acciones que hagamos en este planeta tendrán eco en el más allá.
Cuando mi familia me vio se derrumbo, nunca pensé verlos tan acabados, si hubiera sabido que todo esto les causaría, hubiese preferido perecer en la oscuridad de la noche, en la frialdad de aquel pavimento, en la humedad terrible de aquella lluvia. No tenia palabras para describirlos, no sabía ni que decir. Y en la desgracia de aquella situación, solo me dio por recordar las palabras que en alguna ocasión mi padre me dijo, - el alma es inmortal y la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre - . Eso me hubiese gustado decirlo en su momento a la persona indicada, a mis hijos, a mi esposa, a mi padre.
ijole!!, vaya que es una tremenda historia, mira que ponerte de lado del muerto y experimentar lo que tu personaje hace, me deja sin palabras. Debe ser cruel ver lo que pasa contigo despues de despedirte de éste mundo... Me encantó la manera en que te poner de ese lado, en serio es muy exitante imaginar de vez en cuentao que pasaria sí...
ResponderEliminarmuchas felicidades :):):):):)
Laura P Rosales Mtz
(fasmita)